Número de páginas: 248
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Sinopsis: Faltan unas horas para la medianoche. Por fin, después de varias tentativas, Amalia ha logrado a sus 65 años ver cumplido su sueño: reunir a toda la familia para cenar en Nochevieja. Una madre cuenta la historia de cómo Amalia entreteje con su humor y su entrega particular una red de hilos invisibles con la que une y protege a los suyos, zurciendo los silencios de unos y encauzando el futuro de los otros. Sabe que va a ser una noche intensa, llena de secretos y mentiras, de mucha risa y de confesiones largo tiempo contenidas que por fin estallan para descubrir lo que queda por vivir. Sabe que es el momento de actuar y no está dispuesta a que nada la aparte de su cometido.
Opinión personal: Llevaba meses viendo este libro reseñado, muy positivamente, por numerosos blogs y encabezando muchísimas listas de nuestras lecturas favoritas del año, así que no he querido esperar más y por fin me he sacado la espinita de leérmelo y poder juzgarlo por mi misma.
La historia se desarrolla en Barcelona, entorno a la mesa la noche de fin de año, con la familia al completo después de tanto tiempo, y con el único anhelo de pasar unas horas con las personas más queridas. Una premisa de lo más habitual, y es que así es; no se trata más que de una familia, con sus virtudes y sus defectos, con sus aciertos y sus errores, con sus alegrías y sus cargas a la espalda, que por una noche al año, deciden sentarse en torno a la mesa, intentar dejar los fantasmas atrás y disfrutar tan sólo de las cosas buenas.
Encabezando la mesa esta Amalia, madre divorciada de tres hijos ya adultos, hermana de un emigrante en Lisboa e hija que echa de menos a su madre, que hace ya años que se fue pero sigue presente en su día a día. Por fin ha conseguido juntar a toda su -pequeña- familia en torno a la mesa, y está nerviosa, deseando pasar una velada agradable y poder abarcarlos a todo de un simple vistazo. Cómo todas las familias, ésta también tienen sus secretos, pero no son secretos como en otras novelas cargados de misterios, asesinatos y mentiras. Son secretos de a pie de calle que toda familia tiene; un despido, una ruptura, unos deseos aún no confesados... Y es una de las razones por lo que me ha gustado tanto su lectura; para mi son muy importantes los personajes de un libro, el poder sentirme, si no identificada, al menos si cercana a ellos y poder compartir sus sentimientos. Y este es un libro en que no puedes prescindir de ninguno de sus personajes, porque aunque seas más afín a uno u otro no puedes dejar de ver en ellos a tus seres cercanos, ya sean amigos o familia, con lo que tantas veces has compartido mesa y confesiones.
Pero lo que hace de este libro, un libro del que enamorarte es Amalia. ¡He disfrutado tantísimo con ella! He reído muchísimo con sus despistes y sus ocurrencias imposibles, con cómo parece que ha seguido los consejos de su cabeza e irse a vivir a un sitio mejor y más fácil... ¡Y esas conversaciones con Ingrid, y sus posteriores reflexiones! Pero también me he emocionado, tanto o más, con esa misma Amalia, que cuida y protege a su familia con uñas y dientes, porque ella sabe de sufrir y no puede más que intentar hacerle la vida más fácil a los suyos y desear que sean felices cómo cada uno sienta que debe serlo.
–Es un gran danés –dije, derrumbándome a su lado en una silla medio rota a la que algún macarra del barrio le había pegado un chicle–. El maldito idiota de Andrés me ha regalado un gran danés para que me devore cuando se haga mayor y yo no tenga dinero para comprarle los doscientos kilos de carne y arroz que se zampa al mes. Ya decía yo que lo del regalito tenía truco. Mamá se rio, me cogió a Max de los brazos y, cubriéndolo de besos, dijo: –No digas bobadas. –Y luego–: ¿Cómo va a ser danés siendo tan negro? –La miré, incapaz de creer lo que acababa de oír, mientras ella le arrancaba un cuerno al cruasán y Max se lo arrancaba a ella de la mano de un bocado. Mamá se rio, encantada.De sus hijos, tan diferentes entre sí, conoceremos poco a poco algunas de sus experiencias en la vida, aquellas que le han llevado a ser lo que son, y cómo son. Al que más conoceremos es a Fer, por ser el narrador y conductor de la historia, quién más unido está a su madre y quién la cuida más de cerca. Otra de las cosas que más me ha gustado del libro, es el amor que Fer y Amelia sienten por sus animales, por Max y Shirley, aquellos que, más allá de ser sólo sus mascotas, son su báculo de apoyo en la vida, y el punto de conexión con el mundo real. Y esto es algo que quién no tiene perro no puede entender, y yo, que lo entiendo y lo comparto, me he sentido realmente feliz al verlo plasmado con tal cariño en un libro tan bonito.
Puedo decir que Una madre es un libro con el que he reído mucho, y me refiero a reír de verdad, siendo al mismo tiempo una historia con la que me he emocionado, llegando a derramar más de una lágrima. Y considero que es un libro perfecto en todos sus puntos, una historia redonda y plena que no podría mejorarse más añadiéndole ni quitándole una sola línea. Una lectura que se convierte en una experiencia y que al igual que la familia, que no se elige, te elige ella a ti.
Valoración personal: 10/10
Tengo a este autor apuntadísimo, le tengo muchas ganas, sobre todo a este libro, a ver si por fin este año puedo leerlo. Muchos besos.
ResponderEliminarEfectivamente es un libro de 10. Yo lo disfruté muchísimo y reí y lloré a partes iguales.
ResponderEliminarBesos.
Tiene muy pero que muy buena pinta, me lo apunto, gracias por la reseña!
ResponderEliminarUn beso :)
Es mi actual lectura y por el momento estoy de acuerdo contigo, me está gustando mucho. Besos
ResponderEliminarQuiero leerme este libro, he leído muy buenas críticas.
ResponderEliminarBesos
Lo tengo pendiente en el kindle y me apetece muchísimo leerlo ya que todas las opiniones que he visto han sido buenísimas y creo que en este caso cumplirá las expectativas
ResponderEliminarBesos
Me queda poco para terminarlo y no quiero que acabe.Amalia es genial.creo que ser un libro para releer.
ResponderEliminarSoy nueva en tu blog y me gusta mucho...
Un beso.